7 de cada 10 prendas que llegan al país vienen de China

Muchos de los regalos que este año lleguen al arbolito de Navidad van a estar unidos por una característica que representa una herida profunda a la industria nacional: 7 de cada 10 prendas de ropa que entran a la Argentina vienen de China, alerta la fundación ProTejer en un informe difundido este miércoles. Esta avalancha de moda ultrarrápida -que es incentivada por las desregulaciones del Gobierno ultraderechista- golpea a la producción y al empleo local. En el rubro de jugueterías, la problemática es similar.

La invasión de ropa importada cambia las formas en las que vestimos. Y sí, comprar un pantalón que viaja desde China puede ser más barato que uno producido por trabajadores locales con materia prima argentina. Pero el costo oculto de esa compra -además de dañar la producción argentina- puede representar riesgos para la salud de las personas por la falta de controles, trámites interminables para concretar un cambio de talle o modelo y, en muchos casos, disgustos por la dudosa calidad de las prendas.

Milei acelera al borde del abismo
Desde la llegada de Javier Milei al gobierno nacional, la administración se jactó de eliminar controles y regulaciones. En el segmento textil las principales normas derogadas buscaban garantizar la calidad de las prendas y evitar la competencia desleal. Así, la oleada de prendas importadas representa más que un problema económico, sino uno de seguridad para los consumidores.

Con la eliminación de la obligatoriedad de la declaración jurada, los importadores ya no tienen que informar sobre los componentes con los que están elaborados los productos que ingresan al país. Esta medida va a contramano de la tendencia global: en Europa, los fabricantes están obligados a detallar qué fibras componen las prendas, en qué países fueron confeccionadas y las recomendaciones de uso.
Respecto de las normativas para evitar la competencia desleal, el Gobierno eliminó los valores de referencia para la importación. Este gris favorece las subdeclaraciones en la Aduana para pagar menos impuestos y puede derivar en casos de fraude fiscal.

Adicionalmente, desde la fundación advierten que a los grandes volúmenes de importaciones -los contenedores de productos que llegan al país en barcos- se les suma el envío de pequeños paquetes con el sistema courier, es decir, el servicio puerta a puerta que llega vía aérea.

Esta problemática se agiganta con un dato que deja fuera de competencia a los productores locales: el gobierno chino subvenciona los envíos internacionales de plataformas como Shein, AliExpress o Temu para que lleguen a todo el mundo con precios imposibles de competir. Otra arista de este fenómeno es la huella de carbono que generan este tipo de envíos.

“Estas medidas no frenan el comercio, sino que garantizan transparencia, trazabilidad y competencia con reglas claras. Al desaparecer, se abrió un canal de ingreso sin controles, algo impensado para cualquier país desarrollado”, alertan desde ProTejer.

A diferencia de los favores fiscales que Argentina le ofrece a las empresas importadoras de moda ultrarrápida, el mundo discute estrategias para ponerle un freno a las importaciones de productos comprados en plataformas de comercio electrónico.

En Francia, por ejemplo, se sancionó una ley que impone un impuesto progresivo a los productos que ingresan al país de esta manera. La tasa comenzará a aplicarse en 2026 y en principio será de 5 euros por prenda, pero pretende llegar a 10 en cinco años. Además, desde el año que viene queda totalmente prohibida la promoción de estas empresas en redes sociales.

Por el contrario, en Argentina las compras de Navidad van a estar signadas por el avance de una práctica que desarticula una ya golpeada industria textil. Será un festejo auspiciado por un Papá Noel made in China.

Fuente: Página 12