Escalofriantes testimonios de los rehenes israelíes liberados: torturas, hambre y aislamiento

NACIONALES 14/10/2025Redacción Primeras líneasRedacción Primeras líneas
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Los relatos de los 20 rehenes israelíes liberados por Hamas comenzaron a revelar la magnitud del sufrimiento vivido durante los 738 días de cautiverio en Gaza. Aislados, encadenados y sometidos a torturas físicas y psicológicas, los sobrevivientes describen condiciones extremas que incluyeron inanición, privaciones y manipulación emocional constante.

De acuerdo con los primeros informes médicos, las consecuencias físicas son graves. Avinatan Or permaneció completamente solo durante más de dos años, sin contacto con otros cautivos. Durante ese tiempo, perdió entre el 30% y el 40% de su peso corporal debido a la falta de alimentos y las duras condiciones de detención en el centro de Gaza. Su caso simboliza la experiencia de aislamiento absoluto que vivieron varios de los secuestrados.

 
Otros, como el colombiano-israelí Elkana Bohbot, fueron mantenidos encadenados durante casi todo el cautiverio en túneles subterráneos. Las marcas visibles en sus brazos dan cuenta del trato recibido. Pese a la precariedad, Bohbot recordó la fecha de su boda y pidió a sus captores poder ducharse en honor a ese aniversario, un gesto mínimo de humanidad en medio de la reclusión.

Entre los casos más conmovedores se encuentran los de los hermanos gemelos Gali y Ziv Berman, secuestrados juntos el 7 de octubre de 2023, pero separados inmediatamente después. Aunque estuvieron retenidos en la misma zona, no tuvieron conocimiento del paradero del otro durante todo el cautiverio. Recién se reencontraron tras la liberación en la base militar de Re'im, en Israel. El abrazo de los hermanos, difundido en pantallas públicas en Tel Aviv, desató una ovación entre las familias de otros rehenes.

 

 Guy Gilboa-Dalal en el hospital junto a su familia
Las condiciones de encierro variaban, pero todos los sobrevivientes coincidieron en describir etapas de hambre extrema y un régimen de control absoluto. Algunos rehenes fueron alimentados a la fuerza luego de que circularan videos de otros cautivos en estado de desnutrición, lo que provocó condenas internacionales. Tal fue el caso de Guy Gilboa-Dalal, según relató su padre.

La tortura psicológica fue otro de los elementos más recurrentes. Los captores sometían a los rehenes a amenazas y falsedades. A varios les aseguraban que Israel los había abandonado o que sus familias habían muerto. Matan Angrest, por ejemplo, fue informado falsamente de la muerte de sus abuelos maternos, sobrevivientes del Holocausto. Solo al recuperar la libertad supo que ambos seguían con vida.

 
El aislamiento informativo era parte del método de control. Los rehenes carecían de noticias sobre Israel o sobre los operativos de rescate, lo que acentuaba la desesperanza. Algunos, como Omri Miran, estuvieron retenidos en más de veinte lugares distintos, entre túneles y casas, y en ciertas ocasiones compartieron breves momentos de convivencia menos tensa con sus captores, llegando incluso a cocinar para ellos.

En diálogo con Infobae, la psicóloga Einat Kauffman, especialista en trauma y supervivencia, explicó que el principal desafío tras la liberación es restaurar la sensación de control en la vida de los ex cautivos. "Lo primero que debemos hacer es devolverles la autonomía sobre sus decisiones cotidianas", señaló. Durante el secuestro, hasta los actos más simples —comer, hablar o ir al baño— dependían de la voluntad de otros. Al volver, muchos muestran inseguridad incluso para realizar acciones básicas sin pedir permiso.

 

 Guy Gilboa-Dalal
Kauffman advirtió además que no existen protocolos clínicos específicos para el tratamiento de civiles secuestrados por períodos tan prolongados. "Tenemos guías para casos de accidentes o violaciones, pero no para personas privadas de libertad durante años", explicó. Por ello, los profesionales trabajan con cada liberado respetando su propio ritmo emocional.

El entorno familiar cumple un rol fundamental en esta etapa. Los especialistas recomiendan permitir que los liberados definan cuándo desean hablar, abrazar o permanecer en silencio, priorizando siempre el consentimiento. "Si quieren comer, hay comida. Si quieren reír o bailar, los acompañamos. Todo a su ritmo", detalló la psicóloga.

 
Los médicos y psicólogos que asisten a los sobrevivientes coinciden en que este proceso recién comienza. Se espera que, con el paso de las semanas, los rehenes empiecen a contar más detalles sobre su experiencia. Muchos aún callan por respeto a quienes continúan desaparecidos o para no angustiar a las familias de sus compañeros de cautiverio.

A medida que se conocen los primeros testimonios, el impacto de sus relatos vuelve a exponer la brutalidad del grupo islamista y la profundidad del trauma que dejó una de las páginas más oscuras del conflicto en Medio Oriente.

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