La ola de despidos y suspensiones en Argentina se agudiza

POLITICA Y ECONOMIA24/09/2025Redacción Primeras líneasRedacción Primeras líneas
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La ola de despidos y suspensiones en Argentina se agudiza, afectando a sectores clave de la economía. Empresas de electrónica y cerámica se han visto obligadas a reducir su personal, generando un clima de incertidumbre y preocupación entre los trabajadores. La situación refleja un panorama económico complejo, marcado por la caída de la producción y la creciente presión de la importación.

Crisis en el sector electrónico: el caso de Mirgor


En Tierra del Fuego, la empresa IATEC, perteneciente al Grupo Mirgor, despidió a 45 trabajadores en su planta de Río Grande. Esta medida se suma a una serie de recortes que ya habían afectado a más de 120 empleados desde julio y a la suspensión de otros 360 hasta fin de año. La mayoría de los afectados son trabajadores bajo el régimen de "Permanentes de Prestación Discontinua" (PPD), una modalidad criticada por los sindicatos por su precariedad.

La crisis en Mirgor, cuyo accionista principal es Nicolás “Nicky” Caputo, primo del ministro de Economía, Luis Caputo, se atribuye a la rebaja arancelaria para la importación de celulares. Esta medida, implementada por decreto a fines de mayo, redujo el arancel del 16% al 8%, lo que ha impactado negativamente en la producción local. A pesar de un acuerdo previo para preservar los empleos hasta diciembre, la empresa ha continuado con las desvinculaciones, generando gran malestar entre los empleados.

La industria cerámica en colapso: despidos masivos y conflictos laborales
El sector cerámico también sufre un “derrumbe sin precedentes”. La empresa Cerámica Cortines, ubicada en Luján, despidió a 130 trabajadores en dos tandas, invocando el artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo para pagar solo la mitad de las indemnizaciones. Los empleados, sin embargo, denuncian que ni siquiera recibieron ese pago reducido y han iniciado un bloqueo de la planta en protesta.


Este conflicto no es un caso aislado. A principios de septiembre, ILVA Porcellanato cerró su planta en Pilar y despidió a 300 empleados en condiciones similares. La empresa se negó a presentarse a las audiencias del Ministerio de Trabajo, lo que ha escalado la tensión. Los trabajadores mantienen un acampe frente a la fábrica y denuncian que la compañía busca reemplazar a sus antiguos empleados con personal en condiciones más precarias. La situación es aún más sospechosa porque ILVA había invertido recientemente en maquinaria nueva, lo que sugiere que el cierre podría ser una estrategia de reestructuración para reducir costos laborales.

Impacto económico y social


Los despidos masivos no solo afectan a los trabajadores y sus familias, sino que también tienen un impacto devastador en las comunidades locales. Empresas como Cortines, que durante décadas fueron motores económicos, ahora arrastran a comercios y proveedores a la parálisis. El malestar se traduce en crecientes protestas, con acampes y bloqueos que evidencian la desesperación de los trabajadores. La situación pone de manifiesto la fragilidad del empleo en Argentina y la necesidad de políticas que protejan a la industria nacional frente a la competencia de importaciones.

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