Murió Carlos Octavio Capdevila: Torturador de la ESMA

Fue uno de los dos médicos que llevaron a cabo los partos en la maternidad clandestina que funcionó en el centro de detención.

INFORMACIÓN GENERAL 31/07/2025Redacción Primeras líneasRedacción Primeras líneas
capdevila

Mientras cumplía una triple condena en prisión domiciliaria en Córdoba, murió Carlos Octavio Capdevila, alias Conrado Tomás Wietzorek o "Tomy", quien actuaba como médico, partero, secuestrador y torturador en el campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Nacido en junio de 1946 en Santiago del Estero, estudió medicina y se enlistó en la Marina. Testigos lo ubicaron en la ESMA al menos desde 1979 hasta 1981, quizás desde antes, proveniente del Arsenal Azopardo. Su último destino antes del fin de la dictadura fue el Hospital Naval de Ushuaia.

Con su oscuro accionar, no solo atentó contra personas detenidas, sino también contra sus propios camaradas, de quienes entregó listas al Poder Judicial con motivo de los juicios por crímenes de lesa humanidad. Incluso, llegó a presentar una demanda contra la Armada Argentina por una supuesta "neurosis de guerra", donde declaró: "Los sentimientos o conceptos de moral y legal se habían borrado en mí, por así decirlo".

Durante su demanda a la Armada, Capdevila afirmó en enero de 1993: "Fui asignado por orden del señor director de dicha Escuela a una Unidad de Tarea cuya misión era desarrollar operaciones contra la subversión. El marco en que se desarrolló mi actividad y el tipo de tareas que debí cumplir hicieron que permanentemente me encontrase en la disyuntiva de cumplir con mi juramento hipocrático como profesional médico y mi carácter de militar; opté por cumplir con las exigencias que el servicio militar me imponía y en medio de una gran presión psíquica".

"También participé en diversos operativos para detener subversivos y en actividades de inteligencia contrasubversiva", confesó y agregó: "En los años 1980 y 1981, además de las misiones que he relatado, pasé a hacerme cargo de las comunicaciones de la Unidad, que incluía escuchas telefónicas".
Con la llegada de la democracia, Capdevila cobró protagonismo con la difusión de fotografías suyas (en una, se lo ve de entre 40 y 50 años y de bigote al estilo castrense) y de su nombre, aportadas por el sobreviviente de la ESMA Víctor Basterra, para la causa ESMA Unificada de 2017. Basterra también reveló entonces que el médico urólogo se había desempeñado en Operaciones y había sido jefe de operativos.

Incluso Basterra lo identificó como uno de sus captores y que Capdevila fue uno de los médicos que lo revivió tras un paro cardíaco a causa de la tortura. Según otros testimonios, Capdevila participó en las sesiones de torturas aplicadas a otros detenidos. Además, a partir de 2007, aportó información de oficiales superiores de la Armada que también actuaron en la ESMA del 79 al 81; así como el detalle de militares condecorados por el entonces almirante Emilio Eduardo Massera previo a ceder la jefatura de la Armada, más pruebas sobre más de 1200 marinos vinculados a la actividad en ese campo de concentración. Capdevila, según se supo, estuvo en por lo menos tres partos: el de María del Carmen Poblete, el de Susana Pegoraro y el de Silvia Dameri.

Por todo ello, el médico torturador recibió tres condenas que luego fueron unificadas: una en 2015 a 10 años de prisión por la sustracción de la hija de Dameri y Orlando Ruiz, apropiada por el prefecto Juan Antonio Azic, también del grupo de tareas de la ESMA, y apropiador de Victoria Donda Pérez; en 2011 a 20 años, en el segundo juicio por crímenes en la ESMA; y en 2017 a 15 años en la causa ESMA Unificada.

Según comentaron fuentes judiciales el lunes 28 de julio llegó un correo electrónico avisando al TOF5 que Capdevila había muerto. La unidad fiscal, que encabeza Félix Crous, pedirá medidas excepcionales para comprobar la muerte, dadas las características del condenado.

Cómo se apropiaban de los recién nacidos
Según los testimonios de sobrevivientes, las embarazadas esperaban el momento de parir encerradas y aisladas en una habitación. Les prometían que sus hijos iban a ser entregados a sus familias para que los criaran hasta que ellas recuperaran su libertad. Las animaban a escribir una carta, a elegir un nombre y, en algunos casos hasta a armar un ajuar. Pocos días después del alumbramiento, ellas y sus hijos desaparecían.

La mayoría de los partos eran atendidos por el médico ginecólogo del Hospital Naval, Jorge Luis Magnacco, casi siempre con la colaboración con Carlos Octavio Capdevila.

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