La familia de Gladis Guitian realiza gestiones para lograr la tenencia de sus hijos

El crimen ocurrió el 15 de septiembre en Salta. La investigación continúa para determinar si hubo otras personas involucradas. La madre de Gladis busca que los niños vivan con ella.

POLICIALES 06/10/2025Redacción Primeras líneasRedacción Primeras líneas
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Omar Chachagua, sospechoso del femicidio de Gladis Guitian, falleció el sábado a la noche tras permanecer más de dos semanas en estado crítico. El sospechoso –no llegó a ser imputado- había intentado quitarse la vida luego de asesinar de nueve disparos a su expareja el pasado 15 de septiembre en la localidad salteña de El Divisadero, Cafayate, Salta. Chachagua se encontraba internado con pronóstico reservado desde el día del crimen. Las graves lesiones que se autoprovocó -destrucción del esófago, daño medular y una bala alojada en las costillas- finalmente derivaron en su muerte.

Aunque el principal sospechoso falleció, la causa judicial no está cerrada. Álvaro Arias Camacho, abogado de la querella, consultado por El Ancasti, comentó que aún resta determinar si hubo otras personas involucradas, particularmente en lo que respecta a cómo Chachagua obtuvo el arma de fuego utilizada en el crimen. Esta línea investigativa cobra especial relevancia teniéndose en cuenta que sobre el sospechoso pesaban órdenes judiciales de restricción que le impedían acercarse a Gladis y que existían antecedentes de violencia de género en su contra. El femicidio de Gladis fue particularmente atroz: la autopsia reveló que recibió nueve disparos; dos de estos impactaron en el corazón y cuatro en la zona pulmonar. El resultado de este informe da cuenta de la saña del agresor para con su expareja.

Familia
Mientras el proceso judicial continúa su curso, Lucinda Pacheco, la madre de Gladis, trabaja contra reloj para acondicionar su vivienda, entre otras cuestiones, para poder traer a sus tres nietos –hijos de Gladis- a vivir con ella. Según se indicó, la Justicia habría establecido que debe adecuar su vivienda con al menos dos habitaciones adicionales para recibir a los pequeños.

Magdalena Vargas, titular de la Jefatura de Identidad de Género de la Municipalidad de Santa María, coordina gestiones para conseguir los recursos necesarios. "La mamá de Gladis me decía que necesitaban buscar camas. Voy a tratar de armar durante esta semana el movimiento para ver qué es lo que puedo conseguir", explicó la funcionaria. Según las indicaciones judiciales, los niños deberían estar con su abuela antes de diciembre. Vargas, por su parte, activa todos los recursos disponibles, incluyendo la posibilidad de que el municipio provea mobiliario y ayuda para la construcción de las habitaciones requeridas.

Querella
La familia de Gladis es querellante en la causa, representada por Arias Camacho del colectivo de Abogadxs ALFA (Asistencia legal, formación y alfabetización jurídica), quien lleva el caso en el marco del programa de asistencia solidaria a víctimas y familiares de violencia de género. La Asociación forma parte de la Red de Organizaciones de Niñez y Adolescencia Territoriales (RONAT), impulsada por la Defensoría Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes.

La imputación que se preparaba contra Chachagua era “homicidio doblemente agravado por haber mediado una relación de pareja, por violencia de género”, más “desobediencia judicial por violar las órdenes de restricción” y “amenazas previas”. Su fallecimiento no cierra el expediente. La querella continuará para esclarecer si hubo complicidad en la obtención del arma homicida.

Cuarta víctima
Entre abril y septiembre, cuatro catamarqueñas fueron asesinadas. Dos de ellas vivían en la Capital y las otras dos, en el interior. Estos casos ponen en evidencia que la violencia de género atraviesa todos los territorios y sectores sociales, pero se ensaña especialmente con quienes menos recursos tienen para protegerse.

Los casos de Alicia Suárez, Ramona Antonia Ramos, Micaela Nancy Ybarra y Gladis Guitian forman parte de una estadística dolorosa que refleja la persistencia de la violencia machista en la provincia, pero también exponen las múltiples vulnerabilidades que enfrentan las víctimas. Detrás de cada causa hay una historia.

Tres de ellas eran madres. En tres casos, los acusados son exparejas. Dos causas son investigadas como “femicidio” y en una tercera -la de Salta-, el sospechoso no pudo ser debidamente imputado porque tras el crimen intentó suicidarse; finalmente falleció casi tres semanas después de haber estado internado en grave estado. El cuarto caso si bien se encuentra en investigación, aún no tiene acusados.

Un denominador común atraviesa a al menos tres de casos: los femicidas fueron parejas o ex parejas de las víctimas. Esto confirma el patrón que se repite a nivel nacional: el hogar y las relaciones de intimidad son los espacios más peligrosos para las mujeres. El fin de una relación, lejos de ser una salida, suele ser el momento de mayor riesgo. De los cuatro casos, dos tienen acusados detenidos con prisión preventiva, uno tiene un responsable identificado pero fallecido y uno permanece sin sospechosos.

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